Huacas en la civilización andina eran objetos y parajes naturales considerados como objetos de culto. Piedras, montañas, grutas o manantiales se consideraban como templos, así como tumbas y estatuas pero también rudimentarias capillas y templos. Se creía que todos ellos estaban impregnados de una fuerza impersonal que si se lograba atraerla y obtenerla era posible conseguir la salud y la prosperidad para siempre.
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