Formas
concebidas como una herramienta con el propósito de obtener, paz,
claridad mental, sabiduría, así como de derramar y transmitir
energías curativas y positivas a todo el mundo que se les aproxime.
Su forma clásica se percibe como una composición geométrica
con variadas formas. Según el budismo tibetano, la meditación sobre
sus formas constituye una especie de entrenamiento para conseguir la
iluminación, los monjes tibetanos ven en él una especie de palacio
tri-dimensional, siempre con un centro, donde se supone que reside la
divinidad. Digamos que se trata de una especie de plano o mapa para
transformar las mentes ordinarias en iluminadas, o la mente en
conflicto en serena.
Existen
muchas clases de mandalas, me referiré en primer lugar a los
tibetanos ya que tanto por sus ritos como por sus características
(formados con arena) son únicos. Por lo general un Gran Maestro
elige el modelo especifico que será creado por los Monjes. Antes de
comenzar la construcción, se purifica y santifica el lugar mediante
ritos de cantos sagrados y música, lo siguiente será tratar por
parte de los participantes de memorizar la forma del diseño,
observando las diferentes formas que a lo largo de los días llenarán
con millones de granos de arena coloreada.
Mientras dura la
labor, los monjes acompañan la colocación de granos con cantos y
meditaciones que invocan las energías divinas que supuestamente
viven en el interior de ese palacio cósmico tri-dimensional que
ellos están ayudando a materializar para finalizar consagrando el
mandala y solicitando bendiciones curativas de las deidades, una vez
conseguidas, esas bendiciones se distribuyen a todo el mundo que haya
participado y contemplado esa obra final, y, en un acto que
simboliza la naturaleza temporal de la existencia, se procede a su
barrido y dispersión en agua corriente que simboliza el reparto de
bendiciones en una unión con el Todo y a veces el deseo de Paz en el
mundo.
Los
mandalas “tecnicamente” pueden tener diferentes formas
geométricas: pueden mostrar círculos, cuadrados, triangulos... La
forma exterior, es decir lo que se percibe a simple vista se denomina
“Yantra” pero cada detalle tanto de su diseño como en su
posterior construcción tiene su significado simbólico, por ejemplo:
el fuego está representado por un triángulo rojo, el agua por un
círculo, la tierra por un cuadrado amarillo, la espiral simboliza la
evolución del universo y sin perder de vista el inevitable
laberinto, le siguen otras innumerables correlaciones entre
materia y formas geométricas. En cuanto a los materiales pueden
realizarse no solo en arena sino en tela o papel que posteriormente
se colorean; existe una constante en casi todos los diseños y es
colocar la representación de la divinidad en el centro; para poder
llegar a ella habrá que atravesar los diferentes niveles tal como si
atravesáramos un laberinto, como si ese laberinto fuese nuestra
propia existencia que nos lleva y nos confunde no siempre por el
camino directo en el logro de nuestros objetivos. Es decir: una
iniciación en toda regla.
Los
mandalas no son atributo de ninguna creencia en concreto, tampoco es
ningún producto asociado a la New Age ni a ninguna corriente de
pensamiento concreta, los mandalas ya se encontraban en las antiguas
civilizaciones.
Para acercarse a los mandalas hay que mostrar una correcta predisposición, la esencia de trabajar en ellos presupone mantener durante el proceso una voluntad de claridad mental, concentración y apertura a la fuerza espiritual que se presupone desprende el trabajo en su realización. Lo que si existen son, ciertos “niveles”, aunque se les supone que desprenden una fuerza misteriosa benefactora para todos, sus mismos diseños a veces señalan los tipos mas adecuados o elementales para gente no habituada y otros mucho más complejos para personas, o bien mas familiarizadas con ellos, o que ya han obtenido cierto nivel de iniciación.
Para acercarse a los mandalas hay que mostrar una correcta predisposición, la esencia de trabajar en ellos presupone mantener durante el proceso una voluntad de claridad mental, concentración y apertura a la fuerza espiritual que se presupone desprende el trabajo en su realización. Lo que si existen son, ciertos “niveles”, aunque se les supone que desprenden una fuerza misteriosa benefactora para todos, sus mismos diseños a veces señalan los tipos mas adecuados o elementales para gente no habituada y otros mucho más complejos para personas, o bien mas familiarizadas con ellos, o que ya han obtenido cierto nivel de iniciación.
El
Mandala Kalachakra
Es
la culminación o excelencia del Mandala Tibetano, se traduce como
“Rueda del Tiempo”, que por otra parte es el nombre de una de las
divinidades Budistas y está basado en uno de los textos sagrados
tibetanos, el Kalachakra
Tantra,
que, según la tradición fue enseñado por Buda al rey de Shambala;
representa los aspectos particulares de una mente iluminada y forma
parte del sistema de enseñanzas impartida por Buda a sus discípulos;
tradicionalmente la iniciación a este Mandala ha sido un secreto
celosamente guardado. Creado durante más de tres semanas en el
Monasterio Namgyal de Dharamsala en India, es una representación
sobre la impermanencia de la vida, así como las diferentes etapas
que deben recorrerse en el camino de la iluminación. 722 divinidades
o manifestaciones de la suprema divinidad Kalachakra están
representadas en el interior de un circulo de unos dos metros de
diámetro en formas de miniaturas humanas, animales y vegetales, así
como formas abstractas y sílabas en Sánscrito. Solamente para verlo
se requería un periodo de iniciación de 12 días de rituales, y
eso, para los practicantes del Budismo Tibetano, sin embargo el
Dalai Lama, reconociendo los conceptos erróneos a que no obstante se
asociaban a su visión, determinó mostrarlo al mundo para que
pudiera contemplarse como ofrenda y bien cultural.
Los
Mandalas, insisto, no son patrimonio exclusivo de ninguna
cultura ni de ninguna religión pues se encuentran en la mayoría de
ellas, no con ese nombre, desde luego, pero si con enorme
coincidencia en las formas. Pueden hallarse desde el inicio de los
tiempos y en las manifestaciones más primitivas, desde los dibujos
de arena de colores de los navajos y el calendario maya hasta los
complicados diseños celtas, pasando por las plantas de (sobre todo)
templos y lugares de culto, sobre todo en el Arte y Arquitectura en
el Islam. Si se examinan los planos de los mismos, desde una
perspectiva totalmente gráfica pueden encontrarse formas que
recuerdan a los mandalas.
Un perfecto ejemplo lo podríamos encontrar
en los planos de la planta de La Cúpula de la Roca en Jerusalén .
Lo que corrobora que esas formas perfectas de jeroglíficos,
laberintos y símbolos son, patrimonio de la humanidad y de la
necesidad de plasmar gráfica y posiblemente el estado de confusión
en el que nos encontramos los seres humanos, convirtiendo el
ordenamiento de ese estado en obra visible y a veces en puro
arte.¿Que
pueden hacer los mandalas por nosotros?
Bien, pues en principio si se decide uno a probarlo, parece que quien se acerca a estas formas como herramienta de meditación y buscando la paz mental, suele encontrarla. Hoy en día pueden encontrarse en librerías, ejemplares en los que no solo explican el significado de cada uno de ellos sino que se incluyen bastantes muestras para colorear por uno mismo. Aconsejan la simple contemplación de la figura durante unos minutos, una actitud predispuesta a la meditación, el alejamiento de otras distracciones, es decir, la vaciedad de la mente y centrarse en su imagen mental. En el caso de pintarlos parece según la teoría de C.G. Jung que esa actividad se demuestra como una terapia muy efectiva para que el individuo se descubra a si mismo sin necesitar ningún especialista salvo un poco de tiempo, una actitud apropiada, un poco de tranquilidad y lápices de colores, pinceles o rotuladores. Según lo expuesto en su libro Recuerdos Sueños y Pensamientos nos dice: “vi que todos los caminos que había seguido, todos los pasos que había dado, conducían a un solo punto – en realidad, el punto central. Me resultó cada vez más evidente que el mandala es el centro. Es el exponente de todos los caminos. Es el camino hacia el centro, hacia la individualización. (...)
No se puede conseguir más por menos. Llegado a este punto propondría regresar al encabezamiento:
Bien, pues en principio si se decide uno a probarlo, parece que quien se acerca a estas formas como herramienta de meditación y buscando la paz mental, suele encontrarla. Hoy en día pueden encontrarse en librerías, ejemplares en los que no solo explican el significado de cada uno de ellos sino que se incluyen bastantes muestras para colorear por uno mismo. Aconsejan la simple contemplación de la figura durante unos minutos, una actitud predispuesta a la meditación, el alejamiento de otras distracciones, es decir, la vaciedad de la mente y centrarse en su imagen mental. En el caso de pintarlos parece según la teoría de C.G. Jung que esa actividad se demuestra como una terapia muy efectiva para que el individuo se descubra a si mismo sin necesitar ningún especialista salvo un poco de tiempo, una actitud apropiada, un poco de tranquilidad y lápices de colores, pinceles o rotuladores. Según lo expuesto en su libro Recuerdos Sueños y Pensamientos nos dice: “vi que todos los caminos que había seguido, todos los pasos que había dado, conducían a un solo punto – en realidad, el punto central. Me resultó cada vez más evidente que el mandala es el centro. Es el exponente de todos los caminos. Es el camino hacia el centro, hacia la individualización. (...)
No se puede conseguir más por menos. Llegado a este punto propondría regresar al encabezamiento:
Mandalas
Concebidos como una herramienta con el propósito de obtener, paz, claridad mental, sabiduría, así como de derramar y transmitir energías curativas y positivas a todo el mundo.
Concebidos como una herramienta con el propósito de obtener, paz, claridad mental, sabiduría, así como de derramar y transmitir energías curativas y positivas a todo el mundo.
Completamos,
con este acto de volver al inicio la Rueda del Tiempo deseando Éxito
y Paz a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario