En el Sagrado Corán, aparte de su gran carga espiritual y emocional existe, como todos sabemos, una faceta de formación del hombre, digamos “práctica” que es una auténtica guía de auto-ayuda y comportamiento para las situaciones que se nos presentan en la vida diaria. Esta es una humilde selección, posiblemente ni están todas las que son, ni son todas las que están. Con la Sura 2 pretendo iniciar una serie de sentencias de sabiduría, extrayendo aquellas Aleyas o partes especificas de las mismas donde el Profeta (La Paz sea con él) nos dedica sentencias que de un sólo vistazo ayudan, sin duda a convertirnos en mejores personas. El texto de referencia es la versión castellana de Julio Cortés.
En el
Nombre de Dios el Compasivo el Misericordioso.
(Quienes
sigan Mi dirección no tendrán que temer y no estarán tristes.2:38)
.
Sura
2
Al-Báqarah
(La Vaca)
2:42
.¡No disfracéis la Verdad de falsedad, ni
ocultéis
la Verdad conociéndola!
2:151.
Igual que os hemos mandado un Enviado
de
entre vosotros para que os recite Nuestras
aleyas,
para que os purifique, para que os
enseñe
la Escritura y la
Sabiduría, para que os
enseñe
lo que no sabíais.
2:153¡
Vosotros, los que creéis, buscad ayuda
en
la paciencia y en la azalá! Dios está con los
pacientes.
2:155.
Vamos a probaros con algo de miedo, de
hambre,
de pérdida de vuestra hacienda, de
vuestra
vida, de vuestros frutos. Pero ¡anuncia
buenas
nuevas a los que tienen paciencia,
2:165.
Hay hombres que,
fuera de Dios, toman a
otros
que equiparan a Él y les aman como se
ama
a Dios. Pero los creyentes aman a Dios
con
un amor más fuerte. Si vieran los impíos,
cuando
vean el castigo, que la fuerza es toda
de
Dios y que Dios castiga severamente...
2:171.
Los incrédulos son como cuando uno grita
al
ganado, que no percibe más que una
llamada,
un grito: son sordos, mudos, ciegos,
no
razonan.
2:
177. La piedad no
estriba en que volváis
vuestro
rostro hacia el Oriente o hacia el
Occidente,
sino en creer en Dios y en el último
Día,
en los ángeles, en la Escritura y
en los
profetas,
en dar de la hacienda, por mucho
amor
que se le tenga, a los parientes,
huérfanos,
necesitados, viajero, mendigos y
esclavos,
en hacer la azalá y dar el azaque, en
cumplir
con los compromisos contraídos, en
ser
pacientes en el infortunio, en la aflicción y
en
tiempo de peligro. ¡Ésos son los hombres
sinceros,
ésos los temerosos de Dios!
2:180.
Se os ha prescrito que, cuando uno de
vosotros
vea que va a morir dejando bienes,
haga
testamento en favor de sus padres y
parientes
más cercanos conforme al uso. Esto
constituye
un deber para los temerosos de
Dios.
2:188.
No os devoréis la hacienda injustamente
unos
a otros. No sobornéis con ella a los
jueces
para devorar una parte de la hacienda
ajena
injusta y deliberadamente.
2:190.
Dios no ama a los que se exceden.
2:204.
Hay entre los hombres alguno cuya
manera
de hablar sobre la vida de acá te
gusta,
que toma a Dios por testigo de lo que su
corazón
encierra. Es un fogoso discutidor.
2:205.
Pero, apenas te vuelve la espalda, se
esfuerza
por corromper en el país y destruir las
cosechas
y el ganado. Dios no ama la
corrupción.
2:215.
Te preguntan qué deben gastar. Di «Los
bienes
que gastéis, que sean para los padres,
los
parientes más cercanos, los huérfanos, los
necesitados
y el viajero». Dios conoce
perfectamente
el bien que hacéis.
2:216.
Se os ha prescrito que combatáis, aunque
os
disguste. Puede que os disguste algo que
os
conviene y améis algo que no os conviene.
Dios
sabe, mientras que vosotros no sabéis.
2:217.
Tentar es más grave que matar.
2:219
Te preguntan qué deben
gastar.
Di: «Lo superfluo». Así os explica Dios
las
aleyas, Quizás, así, meditéis.
2:
224. Ser temerosos de Dios y reconciliar a los
hombres.
Dios todo lo oye, todo lo sabe.
2:233
A nadie se le pedirá sino según sus
posibilidades.
No se dañará a la madre por
razón
de su hijo, ni al padre.
2:237
No os olvidéis
de
mostraros generosos unos con otros. Dios
ve
bien lo que hacéis.
2:245
¿Quién será el que haga un
préstamo generoso a Dios? Dios se lo devolverá
multiplicado. Dios cierra y abre. Seréis devueltos a Él.
2:249
«¡Cuántas veces una tropa
reducida
ha vencido a otra considerable con
permiso
de Dios! Dios está con los que tienen
paciencia»
2:250
«¡Señor! ¡Infunde en nosotros paciencia, afirma nuestros pasos,
2:251
Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres
valiéndose
de otros, la tierra se habría ya
corrompido.
Pero Dios dispensa Su favor a
todos.
2:254
¡Creyentes! Dad limosna de lo que os
hemos
proveído antes de que venga un día en
que
no sirvan ni comercio ni amistad ni
intercesión.
2:256
. No cabe coacción en religión. La buena
dirección
se distingue claramente del
descarrío.
2.257.
Dios es el Amigo de los que creen, les
saca
de las tinieblas a la luz.
2:
261. Quienes gastan su hacienda por Dios son
semejantes
a un grano que produce siete
espigas,
cada una de las cuales contiene cien
granos.
Así dobla Dios a quien Él quiere. Dios
es
inmenso, omnisciente.
2:262.
Quienes gastan su hacienda por Dios sin
hacerlo
seguir de alarde ni agravio tendrán su
recompensa
junto a su Señor. No tienen que
temer
y no estarán tristes
2:263.
Una palabra cariñosa, un perdón valen
más
que una limosna seguida de agravio. Dios
Se
basta a Sí mismo, es benigno.
2:264.
¡Creyentes! No malogréis vuestras
limosnas
alardeando de ellas o agraviando,
como
quien gasta su hacienda para ser visto de los hombres,
sin
creer en Dios ni en el último
Día.
Ese tal es semejante a una roca
Ese tal es semejante a una roca
cubierta
de tierra. Cae sobre ella un aguacero y
la
deja desnuda.
2:265.
Quienes gastan su hacienda por deseo de
agradar
a Dios y por su propio fortalecimiento
son
semejantes a un jardín plantado en una
colina.
Si cae sobre él un aguacero, da fruto
doble;
si no cae, rocío. Dios ve bien lo que
hacéis.
2:267.
¡Creyentes! ¡Dad limosna de las cosas
buenas
que habéis adquirido y de lo que, para
vosotros,
hemos sacado de la tierra! Y no
elijáis
lo malo para vuestras limosnas, como
tampoco
vosotros lo tomaríais a menos que
tuvierais
los ojos cerrados. Sabed que Dios Se
basta
a Sí mismo, es digno de alabanza.
2:269.
Concede la sabiduría a quien Él quiere. Y
quien
recibe la sabiduría recibe mucho bien.
Pero
no se dejan amonestar sino los dotados
de
intelecto.
2:270.
Sea cual sea la limosna que deis, sea cual
sea
el voto que hagáis, Dios lo conoce. Y los
impíos
no tendrán quien les auxilie.
2:271.
Si dais limosna públicamente, es algo
excelente.
Pero, si la dais ocultamente y a los
pobres,
es mejor para vosotros y borrará en
parte
vuestras malas obras. Dios está bien
informado
de lo que hacéis.
2:272.
No tienes tú por qué dirigirles sino que
Dios
dirige a quien Él quiere. Lo que hagáis de
bien
redundará en vuestro propio beneficio. Y
no
lo hagáis si no es por deseo de agradar a
Dios.
Lo que hagáis de bien os será devuelto y
no
seréis tratados injustamente.
2:273.
Para los pobres que están en la miseria
por
haberse dedicado a la causa de Dios y que
no
pueden desplazarse. El ignorante los cree
ricos
porque se abstienen. Les reconocerás por
su
aspecto. No piden a la gente
inoportunamente.
Y lo que hacéis de bien, Dios
lo
conoce perfectamente.
2:274.
Los que gastan su hacienda de noche o
de
día, en secreto o en público, tendrán su
recompensa
junto a su Señor. No tienen que
temer
y no estarán tristes.
2:275.
Quienes usurean no se levantarán sino
como
se levanta aquél a quien el Demonio ha
derribado
con sólo tocarle, y eso por decir que
el
comercio es como la usura, siendo así que
Dios
ha autorizado el comercio y prohibido la
usura.
Quien, exhortado por su Señor, renuncie
conservará
lo que haya ganado. Su caso está
en
manos de Dios. Los reincidentes, ésos
serán
los condenados al Fuego y en él
permanecerán
para siempre.
2:276.
Dios hace que se malogre la usura, pero
hace
fructificar la limosna. Dios no ama a nadie
que
sea infiel pertinaz, pecador.
2:278.
¡Creyentes! ¡Temed a Dios! ¡Y renunciad
a
los provechos pendientes de la usura, si es
que
sois creyentes!
2:280.
Si está en apuro, concededle un respiro
hasta
que se alivie su situación. Y aún sería
mejor
para vosotros que le condonarais la
deuda.
Si supierais.
2:282.
¡Creyentes!. Si contraéis una deuda por
un
plazo determinado, ponedlo por escrito. Que
un
escribano tome fiel nota en vuestra
presencia,
sin rehusarse a escribir como Dios
le
dé a entender. Que escriba. Que el deudor
dicte
en el temor de Dios, su Señor, y que no deduzca nada.
Que
no os repugne subscribir una
deuda,
sea pequeña o grande, precisando su
vencimiento.
Pero
¡tomad
testigos
cuando os vendáis algo! ¡Y que no se
moleste
al escribano ni al testigo..
2:283.
Y si estáis de viaje y no encontráis
escribano,
que se deposite una fianza. Si uno
confía
un depósito a otro, debe el depositario
restituir
el depósito en el temor de Dios, su
Señor.
2:286.
Dios no pide nada a nadie más allá de sus
posibilidades.
Lo que uno haya hecho
redundará
en su propio bien o en su propio
mal.