domingo, 6 de julio de 2014

Sentencias de Sabiduría en El Corán II


En el Sagrado Corán, aparte de su gran carga espiritual y emocional existe, como todos sabemos, una faceta de formación del hombre, digamos “práctica” que es una auténtica guía de auto-ayuda y comportamiento para las situaciones que se nos presentan en la vida diaria. Esta es una humilde selección, posiblemente ni están todas las que son, ni son todas las que están. Con la Sura 2 pretendo iniciar una serie de sentencias de sabiduría, extrayendo aquellas Aleyas o partes especificas de las mismas donde el Profeta (La Paz sea con él) nos dedica sentencias que de un sólo vistazo ayudan, sin duda a convertirnos en mejores personas. El texto de referencia es la versión castellana de Julio Cortés.

En el Nombre de Dios el Compasivo el Misericordioso.

(Quienes sigan Mi dirección no tendrán que temer y no estarán tristes.2:38) .

Sura 2
Al-Báqarah (La Vaca)



2:42 .¡No disfracéis la Verdad de falsedad, ni
ocultéis la Verdad conociéndola!

2:151. Igual que os hemos mandado un Enviado
de entre vosotros para que os recite Nuestras
aleyas, para que os purifique, para que os
enseñe la Escritura y la Sabiduría, para que os
enseñe lo que no sabíais.

2:153¡ Vosotros, los que creéis, buscad ayuda
en la paciencia y en la azalá! Dios está con los
pacientes.

2:155. Vamos a probaros con algo de miedo, de
hambre, de pérdida de vuestra hacienda, de
vuestra vida, de vuestros frutos. Pero ¡anuncia
buenas nuevas a los que tienen paciencia,

2:165. Hay hombres que, fuera de Dios, toman a
otros que equiparan a Él y les aman como se
ama a Dios. Pero los creyentes aman a Dios
con un amor más fuerte. Si vieran los impíos,
cuando vean el castigo, que la fuerza es toda
de Dios y que Dios castiga severamente...

2:171. Los incrédulos son como cuando uno grita
al ganado, que no percibe más que una
llamada, un grito: son sordos, mudos, ciegos,
no razonan.

2: 177. La piedad no estriba en que volváis
vuestro rostro hacia el Oriente o hacia el
Occidente, sino en creer en Dios y en el último
Día, en los ángeles, en la Escritura y en los
profetas, en dar de la hacienda, por mucho
amor que se le tenga, a los parientes,
huérfanos, necesitados, viajero, mendigos y
esclavos, en hacer la azalá y dar el azaque, en
cumplir con los compromisos contraídos, en
ser pacientes en el infortunio, en la aflicción y
en tiempo de peligro. ¡Ésos son los hombres
sinceros, ésos los temerosos de Dios!

2:180. Se os ha prescrito que, cuando uno de
vosotros vea que va a morir dejando bienes,
haga testamento en favor de sus padres y
parientes más cercanos conforme al uso. Esto
constituye un deber para los temerosos de
Dios.

2:188. No os devoréis la hacienda injustamente
unos a otros. No sobornéis con ella a los
jueces para devorar una parte de la hacienda
ajena injusta y deliberadamente.

2:190. Dios no ama a los que se exceden.

2:204. Hay entre los hombres alguno cuya
manera de hablar sobre la vida de acá te
gusta, que toma a Dios por testigo de lo que su
corazón encierra. Es un fogoso discutidor.
2:205. Pero, apenas te vuelve la espalda, se
esfuerza por corromper en el país y destruir las
cosechas y el ganado. Dios no ama la
corrupción.

2:215. Te preguntan qué deben gastar. Di «Los
bienes que gastéis, que sean para los padres,
los parientes más cercanos, los huérfanos, los
necesitados y el viajero». Dios conoce
perfectamente el bien que hacéis.

2:216. Se os ha prescrito que combatáis, aunque
os disguste. Puede que os disguste algo que
os conviene y améis algo que no os conviene.
Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis.

2:217. Tentar es más grave que matar.

2:219 Te preguntan qué deben
gastar. Di: «Lo superfluo». Así os explica Dios
las aleyas, Quizás, así, meditéis.

2: 224. Ser temerosos de Dios y reconciliar a los
hombres. Dios todo lo oye, todo lo sabe.

2:233 A nadie se le pedirá sino según sus
posibilidades. No se dañará a la madre por
razón de su hijo, ni al padre.

2:237 No os olvidéis
de mostraros generosos unos con otros. Dios
ve bien lo que hacéis.

2:245 ¿Quién será el que haga un préstamo generoso a Dios? Dios se lo devolverá multiplicado. Dios cierra y abre. Seréis devueltos a Él.

2:249 «¡Cuántas veces una tropa
reducida ha vencido a otra considerable con
permiso de Dios! Dios está con los que tienen
paciencia»

2:250 «¡Señor! ¡Infunde en nosotros paciencia, afirma nuestros pasos,

2:251 Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres
valiéndose de otros, la tierra se habría ya
corrompido. Pero Dios dispensa Su favor a
todos.

2:254 ¡Creyentes! Dad limosna de lo que os
hemos proveído antes de que venga un día en
que no sirvan ni comercio ni amistad ni
intercesión.

2:256 . No cabe coacción en religión. La buena
dirección se distingue claramente del
descarrío.

2.257. Dios es el Amigo de los que creen, les
saca de las tinieblas a la luz.

2: 261. Quienes gastan su hacienda por Dios son
semejantes a un grano que produce siete
espigas, cada una de las cuales contiene cien
granos. Así dobla Dios a quien Él quiere. Dios
es inmenso, omnisciente.


2:262. Quienes gastan su hacienda por Dios sin
hacerlo seguir de alarde ni agravio tendrán su
recompensa junto a su Señor. No tienen que
temer y no estarán tristes

2:263. Una palabra cariñosa, un perdón valen
más que una limosna seguida de agravio. Dios
Se basta a Sí mismo, es benigno.

2:264. ¡Creyentes! No malogréis vuestras
limosnas alardeando de ellas o agraviando,
como quien gasta su hacienda para ser visto de los hombres,
sin creer en Dios ni en el último Día. 
Ese tal es semejante a una roca
cubierta de tierra. Cae sobre ella un aguacero y
la deja desnuda.

2:265. Quienes gastan su hacienda por deseo de
agradar a Dios y por su propio fortalecimiento
son semejantes a un jardín plantado en una
colina. Si cae sobre él un aguacero, da fruto
doble; si no cae, rocío. Dios ve bien lo que
hacéis.

2:267. ¡Creyentes! ¡Dad limosna de las cosas
buenas que habéis adquirido y de lo que, para
vosotros, hemos sacado de la tierra! Y no
elijáis lo malo para vuestras limosnas, como
tampoco vosotros lo tomaríais a menos que
tuvierais los ojos cerrados. Sabed que Dios Se
basta a Sí mismo, es digno de alabanza.

2:269. Concede la sabiduría a quien Él quiere. Y
quien recibe la sabiduría recibe mucho bien.
Pero no se dejan amonestar sino los dotados
de intelecto.

2:270. Sea cual sea la limosna que deis, sea cual
sea el voto que hagáis, Dios lo conoce. Y los
impíos no tendrán quien les auxilie.

2:271. Si dais limosna públicamente, es algo
excelente. Pero, si la dais ocultamente y a los
pobres, es mejor para vosotros y borrará en
parte vuestras malas obras. Dios está bien
informado de lo que hacéis.

2:272. No tienes tú por qué dirigirles sino que
Dios dirige a quien Él quiere. Lo que hagáis de
bien redundará en vuestro propio beneficio. Y
no lo hagáis si no es por deseo de agradar a
Dios. Lo que hagáis de bien os será devuelto y
no seréis tratados injustamente.

2:273. Para los pobres que están en la miseria
por haberse dedicado a la causa de Dios y que
no pueden desplazarse. El ignorante los cree
ricos porque se abstienen. Les reconocerás por
su aspecto. No piden a la gente
inoportunamente. Y lo que hacéis de bien, Dios
lo conoce perfectamente.

2:274. Los que gastan su hacienda de noche o
de día, en secreto o en público, tendrán su
recompensa junto a su Señor. No tienen que
temer y no estarán tristes.

2:275. Quienes usurean no se levantarán sino
como se levanta aquél a quien el Demonio ha
derribado con sólo tocarle, y eso por decir que
el comercio es como la usura, siendo así que
Dios ha autorizado el comercio y prohibido la
usura. Quien, exhortado por su Señor, renuncie
conservará lo que haya ganado. Su caso está
en manos de Dios. Los reincidentes, ésos
serán los condenados al Fuego y en él
permanecerán para siempre.

2:276. Dios hace que se malogre la usura, pero
hace fructificar la limosna. Dios no ama a nadie
que sea infiel pertinaz, pecador.

2:278. ¡Creyentes! ¡Temed a Dios! ¡Y renunciad
a los provechos pendientes de la usura, si es
que sois creyentes!

2:280. Si está en apuro, concededle un respiro
hasta que se alivie su situación. Y aún sería
mejor para vosotros que le condonarais la
deuda. Si supierais.

2:282. ¡Creyentes!. Si contraéis una deuda por
un plazo determinado, ponedlo por escrito. Que
un escribano tome fiel nota en vuestra
presencia, sin rehusarse a escribir como Dios
le dé a entender. Que escriba. Que el deudor
dicte en el temor de Dios, su Señor, y que no deduzca nada.

Que no os repugne subscribir una
deuda, sea pequeña o grande, precisando su
vencimiento.

Pero ¡tomad
testigos cuando os vendáis algo! ¡Y que no se
moleste al escribano ni al testigo..

2:283. Y si estáis de viaje y no encontráis
escribano, que se deposite una fianza. Si uno
confía un depósito a otro, debe el depositario
restituir el depósito en el temor de Dios, su
Señor.

2:286. Dios no pide nada a nadie más allá de sus
posibilidades. Lo que uno haya hecho
redundará en su propio bien o en su propio
mal.


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