martes, 27 de junio de 2017

El Golem Parte IV - La Destrucción de El Golem y la incógnita de sus restos -



Despues de que hubiera transcurrido bastante tiempo sin que la comunidad hebrea hubiera sufrido violencia ni acusaciones malintencionadas, el rabino Löw convocó a su yerno Jizchak, el levita y a su discípulo Jacob – que fueron sus ayudantes en la creación de el Golem – y les habló así:” El Golem ya no nos es necesario, pues ya no sufrimos ni violencia ni se nos acusa de ningún delito de sangre; por lo tanto lo haremos desaparecer”.
Esa escena tenía lugar a comienzos del años 1593. El rabino Löw ordenó al Golem que esa noche no durmiera en las dependencias del rabí, sino que instalara su cama en el desván de la Sinagoga Altneu y pasara la noche allí.
Al dar las dos de la madrugada, se presentaron en la Sinagoga, los convocados, (su yerno y Jacob, el levita), y preguntaron al rabí, si los restos de El Golem, se convertirían tras su destrucción en podredumbre como en los demás muertos. Esta pregunta era muy importante porque, de ser así, el levita no podía participar lícitamente en la destrucción de el Golem. El rabino respondió negando este extremo y los tres hombres subieron al desván de la Sinagoga Altneu donde dormía el Golem.
Allí los tres se pusieron manos a la obra para la destrucción de la criatura, procediendo de modo totalmente inverso a como lo habían creado. Si entonces se situaron a los pies de aquél frente a su cabeza, ahora se colocaron junto a su cabeza mirando a los pies. También leyeron al revés el texto del Libro del Génesis y tras actuar de esta forma, el Golem quedó como un rígido terrón de barro como lo había sido antes de dotarle de vida. A continuación desvistieron al Golem, dejándolo sólo con la camisa puesta y quemaron el resto de sus vestiduras. Por último cubrieron al Golem inerte con viejos mantos litúrgicos y restos de libros que, según la costumbre se guardaban en el desván de la aljama.
A la mañana siguiente, en las calles de la judería se corrió la voz de que el Golem se había escapado por la noche de la ciudad. Solo pocas personas conocían la verdad de lo sucedido. El rabino Löw ordenó que en todas las sinagogas y oratorios se anunciara la severa prohibición de subir bajo cualquier pretexto al desván de la Sinagoga Altneu.
En adelante los restos de libros y otros objetos de culto ya no podrían guardarse en aquel lugar.


Y así hasta nuestros días El Golem vive a través de los siglos a través de su leyenda y de la incógnita y misterio que rodea el desván de la Sinagoga Altneu de Praga. ¿Se encuentran todavía allí sus restos?

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