martes, 27 de junio de 2017

El Golem y el rabino Löw una relación onírica. La Tora caída al suelo



Sucedió que el Día de las Expiaciones del año 1587, en la Sinagoga Altneu cuando celebraba el Gran Rabino Löw, al prepósito de la comunidad hebrea se le cayó al suelo la Tora cuando, después de una oración vespertina, se disponía a guardarla en el Arca Sagrada. Lo sucedido causó gran consternación entre los miembros de la comunidad judía allí congregados, pues semejante evento se interpretaba desde siempre como un funesto presagio. También el rabí Löw se sintió muy inquieto y ordenó que todos los presentes guardaran ayuno al día siguiente. En la noche del Lunes se planteó en sueños la cuestión de qué pecado podría ser la causa del embarazoso suceso; más no recibió una respuesta clara; sólo le fueron reveladas algunas letras que no supo explicarse pero, siempre en sueños, tuvo una inspiración que fue anotar las mismas en un papel y entregarlas al Golem a ver si a través de él obtenía una respuesta.
Cuando el Golem hubo echado un vistazo a la hoja de papel, se dirigió enseguida a la estantería donde se guardaban los libros, extrajo de la misma un devocionario, lo abrió y señaló el capítulo que en la tarde del Día de las Expiaciones es leído en voz alta. Las letras que fueron reveladas al rabino Löw eran las siglas del siguiente versículo: “No yacerás con la mujer de tu prójimo, pues por ellas te volverás impuro”.
El rabí Löw dedujo que el hombre a quién se le había caído la Tora mantenía relaciones adúlteras y que ésta era la razón por la que el rollo se escapó de sus manos.

Invitó al hombre a su casa y le reveló todo lo que le fue revelado en sueños. Entonces aquél con lágrimas en los ojos, le confesó su pecado y rogó al rabino que le impusiera una penitencia y así lo hizo pero el rabino fue más lejos y consiguió que la adúltera quedara divorciada de su marido conforme a la ley mosaica.

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