martes, 27 de marzo de 2018

Sefer ha Zohar S.XIII - Las plegarias y las lágrimas o como abrir las puertas del cielo




portada de la primera Edición impresa de El Zohar Mantua 1558

Escrito en Castilla en el siglo XIII pero atribuído a Rabbi Simeon bar Yojai célebre maestro que vivió a finales del siglo I. es el texto fundamental de La Cábala, de él se extrae  (II,165a-165-b) la clave para abrir las puertas del cielo.

(...)
Una tradición nos enseña que todas las puertas del cielo están cerradas, excepto a las lágrimas, pues estas no pueden derramarse sin una tristeza extrema. Los gobernantes celestes apostados ante las puertas del cielo hacen entrar las lagrimas vertidas durante la plegaria y las presentan ante el Rey Sagrado. Ocurre entonces que la tristeza se apodera del lugar, pues el Santo, bendito sea, participa en el pesar del hombre*, tal como está escrito: "En sus penas se aflige" (Is,63:9).

Los mundos superiores experimentan por la región a la que van a parar un deseo igual al experimentado por el hombre hacia la mujer. Cuando el Rey se presenta ante la Matrona y la encuentra triste, accede a todos sus deseos y entonces la plegaria emitida por el hombre es atendida, pues el Santo, bendito sea, se llena de compasión.
Bienaventurado quien vierta las lágrimas en sus plegarias ante el Santo, bendito sea.

* Comentario al texto
El inmenso misterio en todas las religiones es la respuesta de la Divinidad ante las peticiones o la desesperación humana. Analizando éste pequeño capítulo, El Zohar se nos da a entender dos interpretaciones: la primera, por lo que se deduce del texto, Dios, en primer término no evitaría las desgracias humanas (lagrimas) sino que compartiría la aflicción que ellas producen con los afligidos, de lo que se desprendería que el ser humano es vulnerable a cualquier tipo de maldad. Lo que pone en cuestión  (Sagrado Corán 30:54) y no sucede nada si no es por predestinación de Dios y su voluntad.

La interpretación que se deduce del segundo párrafo es que una vez superados ciertos limites de desesperación, aflicción y tristeza es entonces, quizás cuando la desgracia principal ya no tiene remedio cuando se produciría la respuesta que solo se reduciría a un estado de aceptación y resignación llevadera del mal sufrido.

Evidentemente son conjeturas pero racionalmente basadas en la interpretación del texto.

jueves, 15 de marzo de 2018

Lambsprinck de Lapide -Alquimista- sobre el Mercurio y el Azufre Franckfort 1625


Lambsprinck, De Lapide philosophico

En el bosque se esconden un ciervo y un unicornio, El bosque es el cuerpo, el unicornio el espíritu, (azufre, principio masculino). El ciervo el alma (mercurio, principio femenino).
Bienaventurado el hombre que los pueda capturar con el arte y domar.



De Viridiarium Chymicum D. Stolcius Von Stolcenberg Franckfort 1624 Sobre el Mercurio y el Azufre



Viridarium chymicum figuris cupro incisis adornatum, etpoeticis picturis illustratum. Ita ut non tantum oculorum etanimi recreationem suppeditet, sed et profundiorem rerumnaturalium

Sobre el Mercurio y el Azufre en Alquimia

"Se descubre un bello bosque en la India en el que hay dos pájaros ligados uno al otro.
Uno es blanco como la nieve (mercurio) el otro rojo (azufre), y se matan a picotazos.
Después de devorarse mutuamente, se transforman primero en una paloma (blanqueo) y después en fénix (enrojecimiento)"

martes, 13 de marzo de 2018

Epicuro Máximas Capitales para lograr la felicidad. (Cuestionables)





Si eres contrario a todo tipo de sensaciones no tendrás ni sabrás tampoco a qué criterio acudir para saber y explicar aquellas que de entre ellas afirmes que son falsas.

Epicuro  Samos 341 a.C.- Creta - Atenas 270 a.C Filósofo de la sana alegría y defensor de que el destino del hombre es la felicidad y para, a su juicio, conseguirla nos  aporta en una primera fase 40 máximas, que a continuación se exponen. Para remachar y en una segunda fase Existen las llamadas "Sentencias Vaticanas" que constituyen otro buen manojo de reflexiones y por tanto un apéndice a las que se exponen aquí.
Teniendo en cuenta que otra máxima aplicable a los filósofos de la antigüedad en general era, que su vida, en muchos casos, no se correspondía con el ejemplo, quisiera también manifestar que éstas máximas están expuestas de una forma que parecen irrebatibles y que muchas de ellas se pierden en un mar de palabras y conceptos ininteligibles sobre todo en lo referente a la justicia. Para una  opinión personal sobre el conjunto me centraría en la segunda parte de la máxima XXXVIII en la que se cita:
"Pero tratándose de hechos nuevos, ya no eran útiles las mismas normas antes halladas justas, resulta que eran justas en aquella fase en la que eran útiles para el trato mutuo entre los conciudadanos, pero más tarde cuando ya no eran útiles, ya no eran justas."

Y aportaría mi visión personal respecto al tema que se expone y que consiste en:

"Déjate enseñar, peroCuestiona lo que lees, (especialmente si no lo entiendes), criba la información que recibes y (siempre) piensa por tí mismo, poniendo el acento en el bien" y si así lo haces nunca te arrepientas de nada.

I

El ser dichoso e inmortal ni tiene preocupaciones ni las causa a otro, de modo que nunca está sujeto ni a enfado ni a agradecimiento. Pues tales sentimientos residen todos ellos en un ser débil.

II

La muerte no tiene nada que ver con nosotros. Pues el ser, una vez disuelto, es insensible, y la condición insensible no tiene nada que ver con nosotros.

III

El límite máximo de la intensidad del gozo es la supresión de todo dolor. Y en donde haya gozo no hay, durante el tiempo que esté, dolor ni sufrimiento ni ambas cosas a la vez.

IV

El dolor no se prolonga indefinidamente en la carne, sino que el dolor extremo dura poquísimo tiempo, y el que sólo consigue superar el gozo que embarga a la carne no acompaña a éste durante muchos días. Y las enfermedades de larga duración tienen una mayor dosis de gozo que del mismo dolor.

V

No hay una vida gozosa sino una sensata, bella y justa. Ni tampoco una sensata, bella y justa sin una gozosa. Todo aquel a quien no le asiste este último estado no vive sensata, bella y justamente, y todo aquél a quien no le asiste lo anterior, ése no puede vivir gozosamente.

VI

Es un bien conforme a la naturaleza poner todo interés por conseguir  seguridad frente a las personas por los medios que uno sea capaz de procurarse ese objetivo.

VII

Algunos han deseado hacerse famosos e ilustres pensando que así se granjearían la seguridad frente a los hombres. De modo que si la vida de tales individuos es segura lograron el bien congénito a la propia naturaleza, pero si no es segura, no disponen de aquel bien por el que contendieron desde siempre de acuerdo con la relación íntima de este esfuerzo con la naturaleza.

VIII

Ningún gozo es malo en sí mismo, pero los actos causantes de determinados gozos conllevan muchos más dolores que gozos.

IX

Si cualquier gozo pudiera intensificarse y con el tiempo llegara a rebosar el organismo entero o las partes principales del ser, ya no diferirían unos de otros los gozos.

X

Si las causas responsables  de los gozos que embargan a los viciosos dieran al traste con los temores de su pensamiento a los cuerpos celestes, la muerte y los sufrimientos, y, además les enseñaran el límite impuesto a los deseos y al los sufrimientos, no tendríamos nunca nada que reprocharles , porque rebosarían de gozo por todas partes  y por ninguna tendrían dolor ni pena, que es justamente el mal.

XI

Si no nos molestaran nada las sospechas que albergamos de los cuerpos celestes y de la muerte, por miedo a que ello sea algo que tenga que ver con nosotros en alguna ocasión, y tampoco el miedo a  no conocer los límites impuestos a los sufrimientos y a los deseos, no necesitaríamos más del estudio de la naturaleza.

XII

No es dado que el hombre anule su temor a los seres esenciales si no sabe cual es la naturaleza de universo y lo único que hace es tener vagas nociones de lo explicado por los MITOS. De modo que sin la ciencia de la naturaleza no es dado obtener placeres puros.

XIII

No vale de nada procurarse seguridad frente a los hombres mientras continúen siendo motivo de desconfianza los cuerpos celestes, los situados bajo tierra, y, en suma los del universo.

XIV

La solución más sencilla para lograr la seguridad frente a los hombres, que hasta cierto punto depende de una capacidad eliminatoria, es la seguridad que proporciona la tranquilidad y aislamiento del mundo.

XV

La riqueza exigida por la naturaleza es limitada y fácil de procurar, pero la exigida por presunciones alocadas se dispara hasta el infinito.

XVI

En pocas cuestiones se revela el destino impedimento para el sabio, sino que las más importantes y las más decisivas las ha controlado la mente humana y durante los sucesivos años de su vida controla y controlará.

XVII

El justo no está sometido a turbación, en cambio el injusto rebosa de grandísima turbación.

XVIII

El gozo que hay en la carne no crece indefinidamente una vez que es suprimido el dolor nacido de la falta de algo, sino que únicamente adquiere matices particulares . En cambio el colmo de gozo del pensamiento lo origina el análisis de todas esas cuestiones y de las afines a éstas, que son las que procuran al pensamiento los mayores temores.

XIX

Si uno considera por un acto de reflexión el punto más alto que puede alcanzar el gozo, resulta que el tiempo infinito conlleva igual gozo que el limitado.

XX

La carne requiere límites ilimitados para su gozo, y sólo un tiempo ilimitado se los procura. En cambio el pensamiento al tomar conciencia del fín a que está destinada la carne y del límite que le ha sido impuesto, nos procura la vida perfecta, y ya no necesitamos nada más un tiempo ilimitado, sino que el pensamiento ni rehuye el gozo ni cuando las cuitas preparan el fin de la vida termina como si le faltara algo para una vida maravillosa.

XXI

Quien conoce los límites impuestos a la vida sabe que es fácil de procurar lo que elimina el dolor producido por la falta de algo y lo que hace perfecta la vida. De modo que no necesita en absoluto tareas que entrañan competencias.

XXII

Es preciso tener en cuenta el fin sustancial de cada cosa y todo tipo de evidencia por referencia a la cual verificamos nuestras opiniones. Y, si no, toda explicación estará repleta de confusión y de imprecisión.

XXIII

Si eres contrario a todo tipo de sensaciones no tendrás ni sabrás tampoco a qué criterio acudir para saber y explicar aquellas que de entre ellas afirmes que son falsas.

XXIV

Si descartas a la ligera cualquier sensación y no distingues entre una opinión que está pendiente de confirmación y la que está ya confirmada por el criterio de la sensación, los sentimientos y cualquier enfoque esclarecedor de la inteligencia, echarás a perder por tu estúpida opinión también las restantes sensaciones, con las que descartarás la totalidad de los criterios.

XXV

Si no explicas, además en cada momento cada uno de tus actos por referencia al fin que les impuso la naturaleza sino que antes de eso recurres a cualquier otro criterio cuando tratas de rehuir o conseguir algo, no serán tus actos consecuentes con tus razonamientos.

XXVI

Todos los deseos que, aunque no sean satisfechos, no terminan después en dolor, no son necesarios sino que llevan en sí, si se trata de un objetivo difícil de procurar o si estos deseos aparentan ser generadores de daño, un estímulo fácil de anular.

XXVII

De todos los medios de los que se arma la sabiduría para alcanzar la dicha en la vida el más importante con mucho es el tesoro de la amistad.

XXVIII

La misma certeza de seguridad de que no hay ninguna cosa de temer eterna ni de larga duración y ve que la seguridad que aporta la amistad se cumple sobre todo en los propios limitados temores de esta vida.

XXIX
De los deseos, unos son naturales y necesarios y otros naturales y no necesarios y otros ni naturales ni necesarios sino que resultan de una opinión sin sentido.

XXX

Los deseos que son naturales y que incluso así, aunque no sean satisfechos, no se trocan en dolor, y en los que el ardor resulta intenso, se originan por una opinión sin consistencia, y no se disipan no por culpa de su intrínseca sustancia sino por culpa de la necia estupidez del hombre.

XXXI

La justicia fijada por la naturaleza es la piedra de toque de la conveniencia de no perjudicar ni ser perjudicado uno por otro.

XXXII

Todos los seres vivos incapaces de no tomar acuerdos, de no perjudicar ni ser perjudicados unos por otros no tienen nada de injusto ni justo, y ocurre exactamente igual a todos los pueblos que no son capaces o no quieren tomar acuerdos de no perjudicar ni ser perjudicados unos por otros.

XXIII

La justicia vista en si misma no es nada sino un pacto de no perjudicar ni ser perjudicado en ningún momento en los tratos entre unos y otros y que afecta a la extensión de espacio que sea.

XXXIV

La injusticia no es cosa mala vista en sí misma sino sólo por el miedo que provoca por la sospecha de si no pasará de desapercibida a los jueces encargados de ese cometido.

XXXV

El que de una manera secreta infringe algo respecto a lo que tomaron el acuerdo entre sí de no perjudicar ni ser perjudicado no es cosa de que crea que pasará desapercibido diez mil veces. Pues hasta el final no se sabe si logrará pasar desapercibido definitivamente.

XXXVI

En las cuestiones generales a toda la humanidad, la justicia es la misma para todos, pues una cosa que viene bien en los tratos de unos con otros, pero en las cuestiones propias de un país y de cualesquiera otros condicionamientos no se deriva que la misma cosa sea justa para todos.

XXXVII

Entre las normas consideradas justas, aquella que por la práctica  de las mutuas relaciones humanas se ve que es confirmada que es útil tiene la garantía de su carácter justo, tanto si este carácter justo resulta el mismo para todos  como si no resulta el mismo. En cambio si uno dictamina una ley pero no desemboca en utilidad para las mutuas relaciones, entonces eso ya no tiene el carácter de la justicia. Y aunque la utilidad medida por el criterio de la justicia cambie de perspectiva, con tal de que durante tiempo se ajuste a las ideas innatas que todos tenemos de la justicia no por ello fue menos justicia durante ese plazo de tiempo para quienes no se confunden con expresiones vacías de contenido sino que están atentos a la realidad de los acontecimientos.

XXVIII

Donde las normas consideradas justas se evidenciaron, por la propia realidad de los hechos y sin que intervinieran nuevas circunstancias, no corresponder a las ideas innatas del hombre sobre el particular, es que esas no eran justas. Pero tratándose de hechos nuevos, ya no eran útiles las mismas normas antes halladas justas, resulta que eran justas en aquella fase en la que eran útiles para el trato mutuo entre los conciudadanos, pero más tarde cuando ya no eran útiles, ya no eran justas.

XXXXIX

El que soluciona de la mejor manera posible la falta de seguridad  que le llega del mundo exterior ése torna familiares a él las cosas que se prestan a ello, y por lo menos no extrañas las que no se prestan. Y  rehuye el trato con todas aquellas cosas  respecto a las que no es capaz siquiera de lograr eso y aparta de sí todas aquellas que por su propia naturaleza están llamadas a procurarle esa situación de incapacidad.

XL

Todos los que consiguen la posibilidad de procurarse la máxima seguridad del prójimo, esos no sólo viven entre sí con el mayor gozo, dado que disponen de la garantía más solvente de seguridad, sino que, a pesar de haber conseguido unos con otros la más plena intimidad, no lamentan como si se tratara de cosa digna de compasión, el final anticipado del muerto.

viernes, 2 de marzo de 2018

La Vila (mitología)

La Vila aparece con frecuencia en los cantos épicos de los eslavos del sur es la figura mítica mas popular. Al igual que La Rusalka, La Vila es una mujer eternamente joven y bella de cabellera larga y rubia. También se le asocia con el alma de los difuntos, sobre todo muchachas muertas que no han sido bautizadas (según la creencia búlgara) o muchachas frívolas  cuyas almas flotan entre el cielo y la tierra (creencia polaca).

La Vila mantiene una relación estrecha y amistosa con la humanidad formando parte con frecuencia  de los cantos épicos de los eslavos. En uno de ellos, el héroe Marko espía a un grupo de Vilas bailando, envía a su halcón a que se apodere de las alas y el tocado de Nadanojla, la jefa del grupo y regresa a casa perseguido por ella, la toma en matrimonio haciendo creer a todo el mundo que se trata de una pastora, pero un día se le escapa que tiene por esposa a una Vila y al ser descubierta por todo el mundo coge sus alas y escapa. Marko no se da por vencido, vuelve a capturarla y la somete de nuevo como esposa.

jueves, 1 de marzo de 2018

Mitos tribales sobre El Alma

Los habitantes de las selvas de Sudamérica y también de las islas del sureste asiático; concretamente los llamados "Cazadores de Cabezas"  creen que el alma habita  en la cabeza de los seres humanos y que se puede, por tanto, capturar el alma de otra persona cortando su cabeza  y sometiéndola a ciertos ritos y ceremonias, mediante los cuales se conseguiría atrapar y asimilar las características espirituales de los difuntos, mientras que con el canibalismo lo que se persigue es asimilar como propias las características físicas. 
Es también un mito tribal muy extendido que durante el sueño el alma humana abandona el cuerpo y vaga por otros mundos en los cuales pueden tener encuentros con otras almas, en ese caso de muertos y que a veces ese viaje "puede complicarse" y que el alma del soñador pueda ser capturada por un espíritu maligno o captada por un hechicero.